
En muchos casos, la huella de Disney en la estética de estos personajes es muy evidente, lo que permite que, sin importar de dónde seamos, podamos reconocer las historias. Las princesas viven problemas de salud, libertad y pensamiento, en estas hipnotizantes imágenes. Bella está obsesionada con las cirugías, mientras que Ariel está cautiva, probablemente resultado del tráfico de personas. Caperucita, sin su abuela, está perdida en el bosque de la comida chatarra y Rapunzel ha tenido que pasar por quimioterapia, mientras que Jazmin está en plena guerra. En otras fotografías, lo que ha hecho Goldstein es contextualizar las ficciones en el mundo actual, llevando a Aurora, la bella durmiente, a un geriátrico o a la princesa del chícharo a un tiradero de basura y a Cenicienta a una cantina. Un trabajo espectacular que nos dispara muchas preguntas y reflexiones en torno a lo femenino y la cultura de masas.
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