sábado, 16 de junio de 2012

¿QUÉ HACER CON EL DINERO?


Los ciudadanos dudan sobre qué hacer con el dinero ante la crisis
Tengo unos 6.000 euros ahorrados y me gustaría abrir una cuenta a plazo fijo. ¿qué rendimiento me van a dar?
–Ya sabe que ahora los tipos de interés están a niveles muy bajos. Para una depósito a plazo fijo de un año le podemos ofrecer un 1,83%.
–Pero, oiga, la inflación el año pasado fue del 2,4%, si se mantiene así, saldré perdiendo. Y además me cobrarán una comisión de apertura.
–Ganará poco, es cierto. Pero también tenemos otros productos, como los planes de pensiones y otras operaciones de más interés, con más riesgo.
Este diálogo se produce en una caja de ahorros de Barcelona, y se repite a menudo estos días con distintos protagonistas y entidades. Por un lado refleja las consecuencias de una crisis financiera y económica que lleva ya tres años enquistada. Por otro, denota la incertidumbre de los clientes ante la escasa rentabilidad que tendrán sus ahorros. La avalancha de noticias negativas desata el miedo a una catástrofe, tipo corralito argentino o un hipotético abandono del euro para volver a la peseta, y eso explica comportamientos, de momento aislados, de sacar el dinero de los bancos para esconderlo en casa o dejarlo en cajas de seguridad de los bancos.
La lógica indica que ante la gravedad y prolongación de la crisis, los ciudadanos tienden a reducir el consumo y a ahorrar más. Y, en segundo lugar, buscan aquellas opciones donde su dinero obtiene más rendimiento. Y sin embargo ahora no sucede así. Los últimos datos, correspondientes al tercer trimestre del 2011, indican un nuevo descenso del ahorro que llega a mínimos históricos. Y la desconfianza es tan alta que quienes optan por el ahorro lo hacen por fórmulas que parecen más del pasado. "La gente se retira de los fondos de inversión o de las fondos de renta variable, se va de la bolsa y vuelve a los depósitos a la vista más tradicionales", explica Ángel Laborda, director de Coyuntura de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas). No sólo eso, sino que se ha vuelto al oro como refugio seguro y por esa razón han proliferado las tiendas de compra y venta de este producto, incluso en Barcelona, una plaza donde no eran habituales.
Se trata de reacciones aisladas y minoritarias, pero indicativas de las dudas que tienen los ciudadanos. Los temores sobre el futuro del euro en España y en Europa o a una quiebra de parte del sistema financiero han provocado también reacciones inusitadas como la de abrir cuentas en dólares o libras esterlinas en España mismo o la apertura de cuentas en otros países, como Andorra o Suiza. Esta divergencia de actuaciones se corresponde en la práctica con las recomendaciones de los asesores económicos que defienden la diversificación de los fondos en distintas entidades y en distintos productos.
También existen dudas sobre la conveniencia o no de invertir en viviendas, dada la tendencia a la bajada en los precios, y por el contrario parece más recomendable la inversión en terrenos.
Un reciente estudio de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae) confirma que un 66% de los consumidores sigue ahorrando en cuentas corrientes y depósitos a plazo, mientras que solo un 5% se arriesga en productos más complejos como los fondos de inversión o la bolsa. De hecho, un 88% se definen como ahorradores de "carácter conservador". Este mismo estudio señala que un 81% de los españoles no ha conseguido ahorrar en el 2011 y un 20% asegura que tiene problemas para llegar a finales de mes. Otro informe del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) indica que más de la mitad de ciudadanos cree que no aumentará su capacidad de ahorro en el 2012.
Carles Torrecilla, profesor titular de dirección de Marketing de Esade, interpreta ese miedo al ahorro como consecuencia de lo muy arraigada que está la cultura del consumo. "Los ciclos económicos suelen durar unos siete años, pero en el 2001 la inyección de dólares del gabinete de Bush nos evitó una crisis. Desde 1994 hasta el 2008 hemos vivido bajo la euforia económica y consumista", apunta Torrecilla. En su opinión, "la crisis ha provocado un cambio de comportamiento, no de cultura, se hacen cosas tácticas, se actúa con más prudencia, más responsabilidad y coherencia, según la receta de la abuela, pero no ha supuesto un cambio de cultura". Es más, Torrecilla cuestiona medidas de ahorro como la de darse de baja de aseguradoras, no hacer la revisión del coche o comprar menos productos cada vez que se acude a un punto de venta porque luego hay que volver y se acaba gastando más.
El profesor de la Universitat Pompeu Fabra, José García Montalvo, comparte la idea de que en los primeros meses de la crisis se mantuvo la tendencia consumista, "pero ahora nos llega ya el efecto contrario, el prestigio del low cost y del ahorro". Según este economista "ya no se vive en la entelequia", comprar lo barato ya no se considera un estigma sino que se valora "el saber comprar" y en las conversaciones se saca a relucir "lo bien que se ha comprado y se ha ahorrado".
EL DINERO EN CASA: Bajo el colchón
En Grecia, la reacción de sus ciudadanos ante la crisis financiera fue retirar el dinero de los bancos. Se calcula que en los últimos seis meses los griegos han sacado unos 20.000 millones de euros de las entidades bancarias, lo que supone cerca del 10% del total de depósitos. Ese miedo no se ha trasladado a España, aunque es cierto que algunos clientes han optado por llevarse el dinero a casa y, como dice la expresión popular, esconderlo bajo el colchón (en el pasado, las calaixeres tenían un escondite para billetes o monedas). Cabe recordar que el Fondo de Garantía de Depósitos garantiza hasta cien mil euros en caso de quiebra de un banco, lo que debería dar tranquilidad a quienes siguen confiando en ellos.
COMPRA DE ORO Y PLATA: Acopiar el precioso metal
En Barcelona han proliferado en los últimos meses las tiendas de compra y venta de oro, un tipo de establecimiento que es muy raros de ver en el centro y el norte de Europa y en cambio es habitual desde siempre en ciudades como Madrid. Aunque los propietarios de estas tiendas aseguran que entre sus clientes principales se incluyen los divorciados de ambos sexos que quieren desprenderse de sus antiguas joyas (se venden, para ser luego fundidas en oro o plata), lo cierto es que su éxito reciente se debe a la necesidad de vender joyas para salir al paso o al deseo de comprar oro, considerado un valor refugio. Pero esto último es incierto por su naturaleza especulativa y porque su valor está en máximos.
UN SERVICIO CONFIDENCIAL: Las 20.000 cajas de alquiler
Uno de los servicios que ofrecen los bancos y cajas de ahorro es el alquiler de pequeñas cajas fuertes donde los clientes pueden depositar documentos, valores, joyas o simplemente dinero en metálico. Las entidades bancarias disponen en España de unas 20.000 cajas de alquiler, aunque no se ofrecen datos precisos, y tampoco han promocionado esta oferta porque les resulta costosa y de escasa rentabilidad. Lo que contiene cada caja es confidencial y el cliente paga entre 150 y 600 euros anuales, además de la contratación de un seguro y una tarifa por visita (suele oscilar entre los 3 y los 6 euros). Se sabe que ha habido un aumento de la demanda y que muchas entidades aseguran que tienen el servicio completo.
REORIENTACIÓN DE LOS DEPÓSITOS: Vuelve el plazo fijo
La rentabilidad de una cuenta fija anual es baja, puede oscilar en general entre el 1,8% y el 3%, pero aún así es de los pocos productos que siguen creciendo. La seguridad que ofrece el FGD y la incertidumbre de otras ofertas de más riesgo ha propiciado su crecimiento. Los clientes cambian de entidad para buscar más rentabilidad como si se tratase de una compañía de telefonía móvil. Y en ese panorama ha aparecido también la Banca Ética, como una opción más ideológica que financiera. También crecen los pagarés. Y han tenido una buena acogida los bonos, como los que ha puesto a la venta la Generalitat, con un interés más alto. La deuda autonómica tiene menos garantía pero más remuneración que la del Estado.
LAS OPCIONES QUE ASUSTAN: Productos de alto riesgo
La crisis de las hipotecas subprime que empezó en Estados Unidos en el verano del 2006, la caída de las bolsas desde Wall Street a Tokio, la inestabilidad de los fondos de inversión en renta mixta y variable, los problemas con las participaciones preferentes... Para la persona que tiene unos ahorros el modo de invertirlos se ha convertido en un quebradero de cabeza. Leer la letra pequeña de los contratos no es suficiente y muchas veces no se sabe donde acudir para ser aconsejado porque las entidades bancarias son parte implicada e intentan colocar sus productos más rentables. Ahora más que nunca es necesario negociar y exigir garantías y asegurarse la posibilidad de recuperar el capital sin penalización, por si acaso.
LAS CUENTAS EN DIVISAS: En dólares, libras o yenes
Hace poco años por cada 100 euros te daban casi 150 dólares. Pero con la crisis empezó a caer la cotización y ahora mismo por 100 euros el cambio está en 131 dólares. Este hecho y los temores sobre el futuro del euro (o la posibilidad de que España volviese a la peseta y todas las cuentas en euros se convirtiesen en esa moneda) han reabierto el interés por las cuentas corrientes en dólares, o en otras monedas fuertes como la libra esterlina o el yen (no tanto el franco suizo, dado que el Gobierno prefiere su devaluación para que sus productos sean más competitivos). Se pueden abrir cuentas en divisas en España (hay un coste de apertura y comisión por el cambio) o en el extranjero (hay que viajar al país)

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