sábado, 7 de julio de 2012

EN DEFENSA DE LA BANCA


Vivimos en el mundo de la información descontextualizada y “por píldoras”, en la que toda noticia empieza a estar obsoleta desde el momento en que la terminamos de leer. Se trata de información especializada y muy concreta, lo que muchas veces nos impide ver la sencillez de las cosas. Por eso, en este artículo te invitamos a reflexionar sobre ¿qué es en realidad un banco?

¿Qué es un banco?
Un banco es una institución financiera que pone en contacto a personas con exceso de capital (ahorradores) y personas con necesidad de financiación. El banco facilita a los actores económicos el trámite de buscar prestadores o demandantes de dinero, y a cambio les cobra una comisión. Asimismo, permite a los ciudadanos depositar su dinero en la entidad y la apertura de una cuenta bancaria, lo que facilita las operaciones en comercios y por Internet. Hasta aquí, la existencia de la banca es algo muy positivo.
1929, 2008: mismo problema, distintas soluciones
Sin embargo, este modelo se trunca cuando la ambición humana, estiercol de la gloria, entra en acción. Los bancos deciden un buen día que van a ofrecer depósitos a un tipo de interés cada vez más alto. Para ello, tienen que ganar más dinero. ¿Cómo lo hacen? Es necesario lograr que los bancos centrales presten el dinero barato (bajando los tipos de interés) o conceder préstamos mejor remunerados, o lo que es lo mismo, más arriesgados. Así, pronto aumenta la cantidad de dinero prestado, las personas se endeudan para comprar más y los bancos siguen prestando más y más.
Todo marcha, hasta que llega el 24 de octubre de 1929. Ese día, la Bolsa se hunde. Empieza a caer el comercio, el desempleo sube hasta el 30% y se extiende el hambre entre la población. ¿Qué hacer entonces? ¿Rescatar a los bancos? ¿O ir a la raíz del problema? La Reserva Federal se negó a rescatar a los bancos y decisió subir los tipos de interés. Más de 9.000 bancos quebraron a lo largo de 1930.
En aquel entonces, el presidente demócrata F.D. Roosevelt miró de frente a los problemas, combatió el desempleo, reformando la industria y la agricultura. Y sobre todo, aprobó la ley Glass-Steagal (1933), que obligó a los bancos a elegir entre banca tradicional o especulativa. Poco a poco la economía se fue estabilizando, y el mundo occidental vivió el periodo más próspero de su historia. (Angus Madison)
Pero, de nuevo, volvemos a cometer el mismo error. En 1973, el presidente republicano Richard Nixon decide abandonar el patrón oro y suavizar los requisitos de la ley Glass-Steagal. En 1999, la mayoría republicana en el Senado, apoyada por los demócratas luego en el Congreso, derogó la Ley Glass Steagal, para que el banco comercial Citicorp pudiera fusionarse con Travels, compañía de seguros e inversión, dando lugar a Citigroup. Comenzó un periodo de euforia, que recordaba mucho a los felices años 20.
La especulación se fue perfeccionado cada vez más, hasta alcanzar la forma de hipotecas sub prime, Credit Default Swaps y otros complejos y arriesgados productos derivados de difícil comprensión. La burbuja fue hinchándose más y mas. Y de nuevo, en 2008, la burbuja explota. Y en esas estamos ahora.
Lecciones no aprendidas
Irónicamente, Citigroup  fue uno de los principales rescates tras el inicio de la crisis financiera, banco que, 9 años después de la derogación de la Ley Glass-Steagal, se había convertido en el banco más grande del mundo, pero no podía hacer frente a las arriesgadas deudas que había contraído. El estado decidió intervenirlo, comprando acciones hasta alcanzar hasta el 50% del control. Al lunes siguiente, las acciones de Citigroup subieron un 66%, el Estado fue reduciendo su participación, y está a punto de volverlo a dejar “suelto”. Volveremos a empezar.
Dicen que no hay alternativa, pero no es cierto. Hubo un intento de recuperar el espíritu de la ley Glass-Steagal, por parte de alguien poco sospechoso de antisistema, como es Paul Volcker, exdirector de la Reserva Federal. Sin embargo, las presiones republicanas en las cámaras acabaron suavizando la norma, permitiendo que los bancos dediquen nada menos que le 3% de su capital a operaciones especulativas. El propio Volcker ha mostrado su disconformidad con el resultado final de su propuesta .

¿Qué debería hacerse?
En el siglo XXI, tener una cuenta bancaria no es una opción, sino una obligación. Sea para recibir una beca, el sueldo, o para realizar un pago por Internet, la vida diaria difícilmente puede desarrollarse sin que medie el banco. Tener una cuenta bancaria es algo incluso deseable, pues el dinero está más seguro que en el calcetín, permite tener un control de las operaciones realizadas (una de las formas más efectivas de atajar la evasión fiscal es observando los pagos bancarios) y es mejor para el medioambiente (la extracción y acuñado de monedas es más contaminante que el plástico de las tarjetas .
Por tanto, la banca comercial presta un servicio de interés público, equiparable a la identificación mediante DNI, los servicios educativos o la ayuda prestada en un consulado. Pero si yo pago 20 euros para hacerme un pasaporte, ¿alguien imagina que el funcionario apueste ese dinero a los caballos mientras esperan la emisión de mi documento?
Precisamente, el secreto del éxito de los bancos es que han podido utilizar la excusa de prestar un servicio público para obligar a los gobiernos a rescatarlos cuando sus desmanes especulativos arrojan pérdidas. Dicen: “señor Estado, o socializamos las pérdidas de nuestras apuestas, o miles de clientes-ciudadanos-votantes perderán sus ahorros.” Saben que son “too big to fail “.
Para no volver a cometer los mismos errores, hay que terminar con esa doble función de los bancos, como ya hizo Roosevelt en 1933. Es preciso, por tanto, separar entre:
  1. Bancos que presten un servicio de interés público, como son los servicios de la banca comercial -sean de propiedad privada o pública-, en un mercado estrictamente regulado. Esos bancos ofrecerán depósitos y préstamos seguros a tipos de interés moderado.
  2. Bancos que especulen y apuesten el dinero de los clientes que deseen inversiones arriesgadas. Será un casino desregulado en el que los jugadores han aceptado las reglas del juego.
En definitiva, queremos defender que los bancos vuelvan a estar al servicio del ser humano. Paul Volcker dijo una vez “La única cosa útil que han inventado los bancos en los últimos 20 años es el cajero automático”. Ya va siendo hora de que esto cambie.
Para saber más:
-  Artículo de Michel Rocard, antiguo primer ministro francés: “Un système bancaire à répenser” (Le Monde, 4 de octubre de 2011): http://www.lemonde.fr/idees/article/2011/10/03/un-systeme-bancaire-a-repenser_1581472_3232.html 

No hay comentarios:

Publicar un comentario