Huir de seguros duplicados o innecesarios
La anulación de uno de estos productos aseguradores puede reportar un ahorro de entre 300 y 1.000 euros anuales, en función del tipo de producto suscrito y de las coberturas aseguradas. Dar de baja uno de estos productos requiere de un proceso preciso, que debe hacerse de forma correcta para evitar problemas con la aseguradora y no acabar en una lista de morosos. Conviene seguir unas pautas adecuadas para que la baja se produzca de una forma ordenada.
El proceso de anulación de un seguro Una vez tomada la decisión de la rescisión de la póliza, hay que llamar por teléfono a la aseguradora o al agente comercial para comunicar la decisión.
Puede que pregunten el porqué de la decisión y, en función de las razones expuestas por el cliente, quizás propongan una revisión temporal de la cuota anual a la baja. O puede que abran la posibilidad de dejar de pagar el seguro durante un tiempo y seguir disfrutando de las prestaciones de este producto.
Si el cliente decide rescindir el contrato de todos modos, desde la propia aseguradora indicarán qué pasos hay que dar para que la anulación de un seguro sea efectiva. Son los siguientes:
• Enviar una carta firmada por el tomador del seguro. En ella debe constar su deseo de rescindir el contrato que liga a ambas partes. Deberá dirigirse por fax a la compañía de seguros en donde tenga contratado su producto asegurador.
• Debe realizarse con dos meses como mínimo de anticipación al vencimiento del siguiente pago.
• En la solicitud debe quedar señalado el Documento Nacional de Identidad del afectado y, por supuesto, el número de póliza que se desea anular.
Con estos pasos se habrá cancelado la póliza, pero es recomendable dar una orden al banco o caja de ahorros para que no pasen el abono del cargo para un nuevo ejercicio. Con ello se evitarán problemas adicionales.
¿Cuándo se debe anular un seguro?
• Cuando se tenga contratada más de una póliza y haya duplicidades entre las mismas. ¿Para que gastar más dinero si se tienen las necesidades cubiertas?
• Cuando la situación de la economía doméstica impida afrontar este gasto, a no ser que la aseguradora proponga mejores condiciones en su contratación.
• Si en realidad no se necesita y el seguro ha sido suscrito por cualquier circunstancia (compromisos, recomendaciones, etc.).
• Cuando las coberturas están contempladas a través de otros productos financieros: tarjetas de crédito o débito, planes de pensiones, etc.
• En situaciones de desempleo, a no ser que la aseguradora brinde una rebaja o exención del pago mientras dure esta situación.
• Cuando las exigencias del producto no cumplen con las expectativas creadas en el momento de su suscripción.
• En el momento en que la prima sea muy elevada, habrá que revisar la conveniencia de renovarla o no.
Fuente: Invertia
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